LA FAMA DE LOS PAYASOS
Es tal la fama de los payasos
y tan agradable hablar de ellos,
que las veces en que me referí
a su labor, esa de caer de bruces,
esa también de la flor que escupe
o del sombrero que estalla
en nubes de chaya
y palitroques y paliquindros
que usan para matarse…
La vez que hablé de ellos, repito,
comprendí una sobresaliente cosa:
que para ser payaso
se debe vivir en un carromato pobre
y muy principalmente,
no meterse con el león de grandes dientes.
Lo último me parece, tal vez,
el requisito a este respecto más conveniente,
pues los leones odian a los payasos...
a los payasos,
a los escritores de novelas,
a los actores,
a los estudiantes de letras…
a los músicos,
a los librepensadores…
a los artistas,
a los poetas…