A temprana edad
abandoné la moral.
En las márgenes del San Juan
me sumergía desnuda,
rozaba el fango
hasta contemplar
maravillosas estrellas.
En las burbujas de oxígeno.
imaginaba mares,
levitaba sobre las hojas de plátano,
arrodillada en el marabús
daba al cuerpo
sobre flores silvestres.
Me apostaba como centinela
contra el muro de la cocina
veía a mi madre en el carbón,
a mi padre con peces,
veía a los adultos heridos
por mi culpa deberes:
salvarme de las aguas,
de los cielos,
de mis apetencias raras
de mis seres
quizás pensaban
que había caído
por equivocación
o fui cambiada.
Como héroes heridos
me temían
mi abuelo perdió un dedo
mi abuela tuvo un fibroma
grande como un niño
mi madre abortó
cuando pudo
entre un embarazo y
otro hermano
acoplamientos cada amanecer,
reanimarme cada amanecer
para perderme
en libros que he ocultado
para no hacer daño,
páginas desgarradas
que no recuerdo.
He callado la contienda
apenas sobrevive
el espíritu que
jamás obedece
órdenes en la tierra.
del cuaderno Breviario de margaritas, Editions Hoy no he visto el paraíso, 2013