Entre las nubes,
ligeras y asuradas,
van las gaviotas.
Yo las observo,
las miro, mientras pienso,
en otros ratos.
Vuelvo al pasado,
me veo en La Cabaña,
con las chalanas.
Éramos niños,
jugábamos sin miedo
a los mayores.
Era en la rampla,
en ella nos bañábamos
entre sonrisas.
¡Cuántos recuerdos
conservo de esos ratos
y del salitre!
¡Bendita infancia
vivida intensamente
con inocencia!
Éramos niños,
decía más arriba
y es la verdad.
Pero queríamos
y amábamos la vida
intensamente.
Y allí te vi,
te amé y me enamoraste,
mi poesía.
Rafael Sánchez Ortega ©
09/04/22