Ya tanto ha llovido
Después de aquel primer beso,
Que si probáramos este queso
No hallaríamos el parecido.
Mas sí hallo aquel instante,
En sombras y a pocas luces
Y si aún no lo deduce,
Sobre eso, quiero hablarle.
Aunque en esta mesa para cuatro
Ya su boca no pueda besarle,
Sentemos también al recuerdo,
Sobre eso, quiero hablarle.
Hace años, segundos antes
De regalarme su primer beso,
Mis brazos estaban tiesos
Y su cuerpo, inquietante.
La resequedad de mi garganta
Competía con la de mi mente
Y quizás rechinaron mis dientes
Por sus ojos, que me encantan.
Realmente no recuerdo
Si yo sus dedos sostenía
O si mi mano derecha tenía
Yo encima de su hombro izquierdo.
¡Qué cara de tonto
Seguramente la mía!
Pero qué ensañamiento y alevosía
Quería mi boca, ya tan pronto.
Es que segundos antes
De regalarme su primer beso,
Fueron momentos de esos
Realmente electrizantes.
Y qué trillado sería
Hablar del néctar de sus labios,
Mas si un sabor tuviese el resabio
Sería el opuesto al de ese día.
Y algunos segundos después,
Aún sin sangre en la cabeza,
Ya goteaba aquella certeza
De que mi mundo era usted.