Fernando Endara

AQUELLA TARDE

Los dedos impacientes se acercaron a los senos de la amada.
impulsados por el fruto de la seducción de todas las pasiones,
se dibujaba en mi retina aquella silueta desnuda,
el tiempo y el espacio se ahogaron en el entalle de sus formas.
 
Ella imaginaba que sus pezones se hacían escombros,
así como dos fieras en celo,
sucumbieron los pecados terrenales,
fue cuando todo se desvaneció en la penumbra del ocaso.
 
Al final del idilio los dedos se quedaron marcados en su espalda,
fue amor de verdad o fantasía se preguntaban,
se envolvió de pronto el silencio en una palabra,
en aquella que se calla para aumentar los besos.
 
No, no era un sueño fue algo que te deja sin aire y sin respiración,
un encuentro que se perdió en los olivos del delirio,
un sabor a vino que se escurrió por las dunas de su cuerpo.
si, hoy te amado en esta tarde bajo una tenue luz.