Cuando se dispara una bala, cuando el río fluye hacia al mar,
Se despierta la energía, se disipa la maldad.
Quién construye una barca de papel, se embarca buscando un porqué,
Y se despierta en un huracán de Fé, construyendo edificios a cincel.
Sufrimos el amor del que se va, y nos acordamos mal de aquellos días de miel en nuestras vidas. Sucumbimos en un agujero negro, dónde no escapa ni siquiera la luz que brota del alma de un niño que ríe sin parar.
Nos percatamos a veces de lo que no tenemos, en vez de buscar la intensidad del brillo de la estrella que nos acompaña sin hablar.
Se dividen las personas a la hora de pensar, rescatamos las circunstancias que nos hacen sucumbir en la tristeza, y se doblan las campanas que se oyen sin cesar.
Hay musas, que nos hacen la historia más fácil, hay sueños que regresan una vez más; pero debemos seguir sin mirar atrás, buscando el sendero de la libertad.
Se oye una vieja historia, y se toca la guitarra al compás de un bolero, y se quiere ser el primero de besar a una bella mujer. Reflejo insuperable de los caminos que se entrelazan, unos cortos, otros vacíos de sentido,
y se oye el latido de un corazón agitado, y una mente fría construye una mentira que nos inspira a ser feliz.