Poesías adorables
que visitan mi cabeza
llenándola de nostalgias,
de dolores de la fuerza
encastrada en mis entrañas,
revolviendo con certeza
caracoles de esperanzas
que repiten sin vergüenza
las alegrías pasadas
para siempre dando vueltas.
Cariños tan adorables
que los vivo muchas veces,
los recuerdo en el asombro
descubriendo de repente
que no dije lo intentado
y me fui por la corriente
de un río desperdigado
que te recuerda valiente
mientras mi amor me distrae
en mi vida de gerente.