La herida, la dejo
aquí en lo bajo
donde la vida
es más que un intermitente recuerdo,
y el hastío de golpearme, doler
y ser solo una ceniza
que se esparce
en el gris de este país,
caído en mi abandono,
te dejo la vanagloria
de los dignos superfluos
y ya acabame los pulmones
antipáticos con el aire
cantores del mismo son,
quitame este Do Mayor
aferrado al triste atraco
de un niño abortado
al garete de su grito.