Buscándome entre la realidad y la fantasía,
dejando atrás, los oscuros nubarrones
que tiñeron de oscuridad los días de mi vida:
mentiras, engaños, traiciones, esperanzas fallidas.
Avanzando, con todos mis capitales renovados;
dando paso a nuevas ilusiones… sin príncipes
ni verdugos… solo yo y mis alocados sueños,
poniendo mi empeño y mi fe, en mis alcances.
Buscándome entre los otros, para apropiarme
de lo mejor que ven mis ojos: una sonrisa,
el intenso brillo de una mirada espontánea
y la calidez del abrazo dado dejando el alma.
Ya no pondré mi interés en el que me humilla;
ni en quien me menosprecia o busca dañarme;
nada detendrá mis sueños, si el Altísimo marcha
junto a mí, abriendo puertas y derribando muros.