Desembocare rauda, constante
en la rivera apacible de tu piel
caudal furtivo y emigrante
de los favores ocultos de tu ser,
cauterízame diestra, en seda,
con tus alas calidas de hostería
y así sepa al fin mi abatida vida
que aun existe quien reclame
las sobras que restan de mi alma.
Extírpame ahora, presurosa
en este tu momento débil
donde no puedo hacerte mal,
pues muerto en vida busco
cuerpos puros donde drenar
la savia que me hace falta,
licúame adobado en tu aderezo
para quitar la mala hierba
que restringe mis fronteras,
causal de mi defunción diaria
cuando opacado diviso castrado
lo que mora en ti clandestino
y no puede ser mío.
Hoy quien seas…te digo
ampútame certera de estos sueños,
laberintos creados en mi delirio
insuficientes de paz mañanera,
proscríbeme sin regreso
de estos deseos insalubres
habitantes sin renta, truhanes,
abusadores de la ínfima fe
que aun me pueda amueblar.
He sacado provecho al ostentarte,
sin darte cuenta forraste en tul
la desdicha que me engalanaba
y en mi halito perdido te ruego
que me olvides constante,
sin negarme el laurel de tu perdón.