Cuando naufrago en la calma
de mi soledad constante,
busco como fiel amante
el amor que vive en mi alma;
el amor que es una llama,
como ese vino embriagante,
un fuego nuevo excitante
que a la ternura reclama
un poco más de alegría
que reviva la pasión,
torne la melancolía
en luz, en mi corazón:
que llene toda mi vida
con cariño y con amor...