Hoy, en esta templada y diamantina noche,
yo descanso, sobre éste, tú palpitante pecho.
Es una velada plena, de amor y de derroche.
Asombra verme sumergida en tu cálido lecho.
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Oigo los fuertes latidos de tu corazón amante
y aprecio en ti, toda tu bondad y tu hermosura.
Suspiro, con el fuerte eco de un cielo destellante
y mi cuerpo se agita, frente a tú diáfana ternura.
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Yo sé que tú, no eres mi eternidad, y no me limito.
Pero, bendigo todo este rito de amor inmemorial.
Sé que tu alma aspira a la sacra unión de lo infinito.
Esta noche sabrás que, no deseo, esa unión celestial.
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Quiero amarte tal y como eres, en este instante.
No me fortalecen las cadenas que me condenan
a existir, de una manera tradicional y paralizante.
Tal cómo ánimas que, llevan yugos y que, apenan.
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¡Yo, conozco bien la cárcel física, mental y emocional
y no cambio, “libertad” por plata o; de oro, un arsenal!
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