En todos estos años, había yo imaginado,
que iba contigo, en una risueña travesía.
Y que, al amanecer, en esos hermosos días,
cruzábamos mares y ríos; eso he soñado.
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A esa ilusión, un torbellino, se la ha llevado.
Ayer, mi realidad era muy triste y sombría.
Lo sé, ya que, he tenido mejores alegrías.
Todo el regocijo por la borda lo has tirado.
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Ya mis convulsos labios a ti, ni te nombran.
Hoy eres un desdibujado recuerdo del ayer.
De tus brillos de amor, no queda ni la estela.
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Ya tus caprichos y dislates no me asombran.
Vivo feliz y mi nueva lógica es: ver para creer.
El estar contigo, fue como ir a la gran escuela.