Rendido de enfrentar tus olas,
de beber tus espumas,
de entregarme entero
al empuje lunar de tus mareas,
me dejo acariciar entre tus algas
y mi cuerpo desnudo se bautiza
con la sal y la brea de tus aguas.
Y me dejo arrullar por tus abrazos
respirando el perfume de tu playa
como un náufrago rendido y agotado
por la furia lunar de tus embates.
Y Selene nos mira con envidia
Mientras brillan tus ojos plateados
Y tus cálidas lenguas acarician mi cuerpo
Purificando mi alma enfebrecida.
El universo cabe en la hondonada
que mi cuerpo ha esculpido en tus arenas
mientras cronos detiene su camino
para admirar tu belleza antigua
y mi inocencia nueva.