Me gusta contemplar tu rostro
a la luz del silencio,
cuando aparece el sol
por la mañana
y despierto embriagado
de tu piel;
cuando tus ojos aún duermen
y tus piernas se ocultan
entre las sábanas,
tras de una noche extasiada.
Me gusta tu desnudez
reflejada en mis pupilas,
tu cabello disperso
abrigando tus senos,
el aroma de tu cuerpo
erotizando la habitación.
Me gusta contemplarte toda:
imaginar tu boca
devorando mis labios,
tu cuerpo acorralando mi ser.