Atril del beodo
Cómplice de campana ecuestre
se amarra al oficio bélico
de flauta itinerante por la sombra,
voz antigua acomodando el nuevo mundo
al eco de las fábulas.
La muerte retoña en pez el silencio del anzuelo,
un pelo de Dios repartido por las pirámides del mundo.
Qué máscara no es soledad,
patria lavada en espejos animales.
Los usureros educan a sus hijos para que no sufran,
pero tuercen el clavel en los manuscritos del ala.