Las heridas de la infancia no son cicatrices
sino árboles secos anclados al espíritu
con raíces profundas, pulsantes
con ardor como de un golpe fresco
Las heridas de la infancia son profundas
y arañan la carne, desde sus adentros
y toman como macabros aliados
a las noches y a los espejos
Las heridas de la infancia
te hacen más fuerte
pero a qué costo…