Si después de esperanza tan perdida,
un corazón favorecido yo tuviese,
sin perder la fe sin perder la vida
algún verdadero amor que conociese.
Un corazón, ni tan alegre, ni tan caído
por más quebrantado que se viese,
que sepa amar, y, que sea decidido
un amor tan generoso que me diese.
No solo su amor que me sea mostrado,
sino que en años viviese felizmente,
que por amor la vida me ha negado
un amor que me quiera y me consiente.
Además, de su amor, que me ha dado,
de un gusto de vivir alegremente,
que me sepa valorar, tener cuidado;
como quisiera amarla eternamente.