Durante la serenata,
nace un idilio de miradas
entre los antiguos amantes.
Al son del mariachi,
hallo de nuevo en tus ojos
un rústico amor.
Veo allí,
un remanso de cariño
que se asoma entre tus pupilas,
el recuerdo agonizante de un beso,
la sombra desdibujada de tu cuerpo
aferrado al mío,
el perfume de tu amor en lontananza.
Tus ojos me dicen \"Ven\",
pero mi corazón nunca se fue.