Composiciones imperfectas
de las que al leerlas
sientes y conectas
con un mundo lleno de perlas.
Perlas puras, brillantes,
que nacen de la naturaleza
del ser que las proyecta.
Dejándonos espectantes.
Naturalmente somos sentimiento
y eso hace que escribamos
lo que sentimos y añoramos,
lo que amamos desde dentro.
Hechamos flores al mundo,
flores perladas, inexistentes,
que brillan más que las presentes,
haciendo bello hasta lo inmundo.
Letras ardientes enseñan
un mundo imperfecto
en composiciones no tan perfectas
haciéndolo idílico, utópico...
O perladamente catastrófico.