Se levantó un poco
la falda para saltar
el charco, cayó mal,
se le despinto una uña...
Silencio... miró alrededor y
salía pitando un velero.
Poca ropa de equipaje
y un corazón lleno de ilusiones,
recorrió sus últimos momentos
un café caliente en la mañana,
una tostada y una flor,
detrás, el retrato fotográfico
del que había despedido hacía
algún tiempo, era hora de
arreglar y emprender viaje,
sin escalas hasta puerto seguro...