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**~Ensayo: La Soledad~**

Ensayo: La Soledad

 

¡Oh, soledad, que se siente más en el alma!, y sin un primer antes, si después de amar en soledad se compone una bella poesía, oh, soledad, que se siente en el alma fría, y por un silente silencio, cuando se desvive el alma!. Primero, la soledad es un silente silencio de esos en que se desviste el alma sin luz que emana. Cuando en el alma se siente y se percibe como un ademán y tan frío como el haber sido en una eterna soledad una bella poesía. Cuando en el alma y en la seriedad de un alma puede ser como una crueldad de los tiempos, ahora las personas se desviven de soledad para que nos ahoguen las palabras y las letras al componer. Si como antes no se escribía igual, ahora en soledad se puede decir que las palabras son iguales o mejor o peor que un antes, y en un sólo presente. Si cuando en el principio en poder escribir no fue un tanto o un peor que un después o un trágico final o más mayor que un frío desenlace y tan efímero, como poder llegar a lograr un mayor común desenlace en tus escritos. La soledad, lleva como título y de un solo preámbulo la vida misma, porque cuando quedas en soledad compartes todo como un ritmo solitario de desamores y amores inconclusos de temores y ansiedades. Es la maldita soledad la que lleva por nombre soledad. Y compones, sí, como un ademán tan frío, como la naturaleza en poder vivir más de lo normal, si es la triste soledad, la que conlleva un silente solitario, y un pasaje a la verdadera existencia. Cuando en el capricho de lo autónomo se crea la sola soledad, en copas vacías de vinos y de cócteles favoritos en el buen gusto entre los labios. Cuando en el ocaso se viste de soles y de un flavo color como el del anaranjado, y del altercado frío, y de un frenesí de llantos y de fríos mal atraídos efímeramente. Por que cuando creas que mayor es tu sapiencia, sólo crea una sola soledad, para ver y sentir en su mundo lo que es la soledad. Y el silencio, lo que conlleva el silente silencio de la amarga soledad. Y saber que tu mundo es como poder percibir el desierto efímero de creer en el alma sin la luz que emana de tu propia alma. Cuando en el momento eficaz de un sólo lamento es como es el alma con luz.

La soledad es cuando escribes, en plena oscuridad y en plena serenidad, en plena ansiedad y en plena ambición. Además, ¿escribes por escribir?, o es que ¿amas escribir tanto que en plena soledad se desvive tu alma y tu corazón? No desparrames más el silencio y a la soledad en tan sólo escribir, por lo tanto, sé como aquél que bajo el sudor de su frente y en plena soledad escribe y escribe y escribe un poema de endecha canción. Porque lleva una tristeza en el alma, un dolor en el corazón y una trágica desesperación en su camino frío, sólo da lo que no se ha escrito, no se ha evidenciado lo que vas a escribir, lo que en papel y con mano sobre el papel, la tinta ya se riega, ya se esparce por el papel dejando una endecha canicón en soledad. La maldita soledad, sí, es maldita porque cuando arde el alma de dolor llega ella más en mi camino y en mi desértica forma de escribir siempre me deja escribir lo más triste. Porque en al soledad, ¡oh, alma que disparas con una luz en mi cuerpo en esta terrible soledad!, no dejes de amar, no dejes de querer, no dejes de dar cariño, no dejes de dar suspiros, no dejes de dar silencio, no dejes de escribir nunca en la vida, porque eres poeta del alma, de la vida, de corazón, y del camino frío y triste que sigue y persigue el desenlace es un sólo final, que te dice escribe, pues, no hay más tiempo que la misma coraza en el mismo corazón. Cuando en el momento y en plena soledad se desvive el dolor, la amargura, la ansiedad y la tortura en poder vivir con tristezas en que sólo la soledad es testigo en saber de su clandestino porvenir cuando se encierra un sólo deseo en que se cuece el alma y se siente como la misma maldita soledad que te hace escribir más y más. Cuando en el albergue de la soledad te hace llorar hasta romper el mismo corazón en pedazos, hacerlo hecho trizas y como pedazos en el suelo vas y lo recoges del suelo y así con ese corazón en trizas comienzas a escribir tu primer poema en soledad, y le dices al alma, ¡Oh, alma que vienes y vas dejando sin luz a mi camino!, ¿por qué desnudas ese camino lleno de soledad y de ambigüo proceder? Porque en el intercambio de una razón con otra y en eterna soledad, se debate un coraje de tristezas y con esa amarga soledad, por ejemplo, escribes así… ¡Oh, luz de mi luz, ¿por qué te encierras muy dentro de mi alma dejando atrapar esa luz para llenar mi cabeza de sabidurías? Y así, en soledad atisbo, encierro, ato y atrapo a la musa o a la inspiración innata, original y tan trascendental, como a la misma luz dentro del alma. Cuando en la soledad no infringe ni se debate una felicidad, pues en ese camino sólo hay y existe tristezas y de vida.

La soledad, por demás, es como la cura del dolor, la sensación del ocaso, el frío en invierno, y como el desdén en otoño, y como la tristeza en primavera. Es como el mal deseo, el mal anhelo, la mala añoranza, y la mala voluntad, es la triste soledad. Es como el imperio del mal ataviado en soledad, sí, en la soledad del alma, la que te hace pensar e imaginar en los celos de la noche traviesa a expensas del dolor de la terrible angustia, que llevamos nosotros los poetas en nuestro cotidiana vida y larga existencia. Se lleva a la soledad desde adentro desde lo más recóndito del ser, aventurando, con el infortunio y con la desesperanza llevando a la soledad por el buen camino del silencio autónomo de la realidad. Y por querer saber que se escribe el amargas tentaciones de la sola soledad, y nace el velo de la noche a embriagar las venas de alcohol y con bohémica atracción el deseo, la desnudez, la embriaguez, y lo exquisito en copas de vinos con sabor a amarga espera de esperar por la bendita compañía. Cuando en el afán de envenenar el alma en la sola soledad se atreve a desafiar la forma de cruzar el estandarte de la soledad en un santiamén. Cuando se finge el dolor y en el funesto ademán de la vida si se pierde la felicidad y llega la maldita soledad a enseñarte a escribir como poeta. Solamente un poeta sabe del silencio y de la soledad para embargar en el navío de la poesía con letras afables y perfectas que te hacen aventurar en la escritura, porque cuando en el alma aflora la soledad y lía la musa o la inspiración te llega la conmísera poesía en papel y tinta. Y con un claro pensamiento, que por demás, se le tiene al desenlace final de la escritura se abre el silencio en el camino errado. Y con o sin yerro se erra, sí, buscando la solución, la alternativa fría y la insistencia en decidir una desición efímera, pero, extensa. Porque en el juego entre el silencio y la soledad, hay y existe poco trecho, y en el lecho de la soledad se vive muriendo y muriendo se vive. 

Ya sabes amigo o transeúnte de la orfandad y de la ufana verdad y con la huérfana luz entre el alma y la soledad, que en la soledad se vive como se muere, y se muere como se vive. Cuando en el desenlace de creer en el tormento agrietando la vida, como una pared que no soporta a la soledad si en el desprecio atormenta como tormenta o como la tempestad fría descendente como el vil mal hacia a esa soledad que te deja un manuscrito, una poesía innata y una salvedad en ser poeta y más que eso que el papel se ruboriza con tantas letras y palabras perfectas. Recuerda amigo poeta, que la soledad no te deja más ni menos, que la misma soledad abierta hacia la eternidad, y hacia la prontitud de saber de su único rumbo hacia la musa o hacia la misma inspiración de creer en el embate de dar con la sorpresa de escribir, sí, de llevar el altercado frío hacia la musa y la inspiración de creer en el trance de lo imperfecto cuando es tan perfecto escribir y llevar en soledad, sí, en soledad la poesía innata de tu limpio e impoluto proceder. ¿Crees que puedo darte un consejo o una recomendación?, cuando se atisba la forma loca de escribir, pues, si aquí estoy escribiendo a la vida misma en soledad y a tí amigo lector lleva la ciencia en soledad y la perfección en el alma y sabrás que escribir si se escribe en soledad eterna dejando atrás ruidos y en silencio se abre la musa e inspiración en tu cabeza. Sólo aprende una sola cosa, amigo, que en soledad se escribe mejor.