El amor que por ti siento
lubrica mis dolores;
y cada vez que te recuerdo
mi jardín viste de flores.
Como lobo solitario
mi corazón deambula
husmeando en cada colina
algún rayo de luna.
Horas, minuto y segundos,
he aprendido a tejer;
esperando tu regreso,
en cualquier amanecer.
El amor que por ti siento
me arropa del gélido frio
que sembraste ese día
dejándome confundido.
Como volantín sin viento,
mi corazón cae al abismo,
rezando con mucha fe
que solo sea espejismo.
He aprendido a esperar,
en silencio y con tristeza,
poniéndome linda careta
que desdibuja mi vergüenza.
No se porque te fuiste,
tampoco se, si volverás;
solo se, que sigo amándote
en esta gran soledad.