Nada sé de la muerte...me interesa la vida…
aunque a veces me roce con su mano tendida...
la parábola extraña... de una hoja caída…
(“Nada sé de la muerte”, Victor Heredia)
Amo tanto la vida…
y no temo a la muerte...
a quién ya conozco
porque vi su rostro
demasiado pronto
cuando se llevaba,
junto con mi padre,
mi ilusión de niña…
Cuando años más tarde
se llevó a mi madre.
Amo el sol, el viento,
la lluvia, el cielo,
el mar, el trueno,
las plantas, las flores,
las aves, las rocas,
las montañas…
los días, las noches,
las tibias mañanas
que siempre te invitan
a sentirte vivo…
Amo este destino
de poeta “loca”
que encuentra belleza
en lo más pequeño
que pone su empeño
en decirle al mundo
que amar es supremo
que no vale la pena
malgastar el tiempo
buscando fortuna…
Amo cada una
de tantas personas
con las que transito
por tantos caminos…
Amo a mi pareja
que a mi par avanza
y sueña conmigo...
Amo más que a nada
y por sobre todo
a mis bellos hijos...
Nada sé de la muerte
pero no le temo
porque ya he vivido…
Seguiré viviendo
sin perder de vista
que en cualquier momento
puede visitarte
llevar a quien amas
o decir tan solo
hasta aquí llegaste...