Al estallar las primeras bombas atómicas
se estaba a 6 minutos del término total,
hoy sólo a segundos;
vamos de peor en peor.
Lo cierto es la aceleración del devenir humano,
conectado con la tecnología, la beligerancia, redes, en fin;
las instituciones han precipitado para mal los acontecimientos;
iglesia católica, políticos, narcos, delincuencia, medios, colusiones, espionaje, control estatal, un cúmulo,
angustiando a la gente cruelmente.
Se acerca el remezón nuclear,
horror,
la muerte acecha en la esquina de la casa.
Esta inercia está fuera de manejo, se desplaza sola.
A quiénes se comerá este León más fuerte que la Pandemia.
Voy a oler las rosas del jardín.