Debajo del cielo, hay un cementerio de pájaros, y las pocas migajas que lanzan los amos de este desierto, no son más que espejismos cuando las tardes se vuelven escombro.
La lluvia de los días es innombrable:
Sangre
Ceniza
Polvo
Éxodo
En la jarra, ya casi no hay agua, y aquí todos tienen sed.