Gerardo Luna

UN ÚLTIMO SUEÑO

 

Luego de tanto insomnio,
Cierro por fin los ojos,
Deseando no volverlos a abrir.
Y me sueño caminando por un túnel.

Mi caminata se ve interrumpida,
Se plantan dos hombres frente de mí,
Ambos con sacos elegantes,
Uno es blanco y el otro es negro.

Ambos me dan miedo.
No me dejan seguir avanzando.
Me comenta el hombre de blanco.
— He venido a por ti, pero... ¿Mereces subir conmigo? —

¿Por qué merecería volver a dónde ya he estado?
He volado en lo más alto del cielo,
Estuve ahí al ver nacer a mis hijos,
Estuve ahí en momentos memorables.

Estuve ahí cuando seguía luchando,
Estuve ahí cuando me sentía motivado,
Estuve ahí cuando aún creía ser tu soldado,
Estuve ahí cuando no me habías abandonado.

Entonces bajarás conmigo,
A eso estás destinado
—Dice el hombre de negro—
Te sentirás mejor en el sótano.

¿Bajar? — respondí extrañado —
No creas que tu hogar es lo más bajo que existe.
He vivido en lo más hondo de mi soledad,
No hay nada más bajo que saber,
Que en tu partida, nadie te va a extrañar.

No hay peor castigo que matar tu propio ser,
Y tener que vivir, con el peso de aquel asesinato.
¿Quieres vivir un día en mi hogar?
Te invito a 24 horas de mi mundo.

Mundo en donde el amanecer me recuerda,
Que nunca brillaré más que el sol,
Y la luna me reitera,
Que ni sus noches son tan oscuras como las mías.

Ni Dios es tan bueno,
Ni el diablo es tan malo,
Después de todo... 
El estrecho a tu padre la mano,
Y tu padre, a los míos, ya una vez ha inundado.

Note a lo lejos que alguien venía.
Y pregunté — ¿Quién es ella?
Su porte es tan elegante, 
Su caminar es tan firme y tranquilo a la vez.
Enigmática, un misterio que me dispongo a descifrar.

¿La conocen? — Pregunté a ambos hombres
Sí — Respondiendo simultáneamente.
Dice el hombre de negro — es el inicio y el final.
Es la única garantía de la vida — dice el hombre de blanco.
Es la solución — pienso yo.
Soy la muerte — dijo ella.

Y el impulso más satisfactorio de mi vida,
Se hace presente.
Decido... Decido irme con ella,
Sin importarme a dónde me llevará.

Me acerco a abrazarla, 
Susurrando en su oído — ¡Gracias!
Camino con ella dejando atrás mi conflicto más grande...
El conflicto de vivir.

Por fin se acabo mi insomnio,
Por fin se cumple mi sueño,
De una muerte sin paraísos, ni avernos,
Solo una muerte, que estoy dispuesto a acompañar... Eternamente.