“La última cena”
Evidentes paradojas hay en la vida,
de redentor a traidor o viceversa,
es posible elegir uno de los dos roles,
en nuestra inefable existencia.
La vida es producto
de la conciencia o inconsciencia
y de nuestras actuaciones
somos consecuencia.
De repente, nos puede ocurrir
que pasemos a desempeñar el rol,
como aleccionadora moraleja,
desde lo más sublime
hasta lo más repudiable o viceversa.
Fue el caso ocurrido al gran Da Vinci,
en el cuadro de la Ultima Cena.
La pintura de nuestro autorretrato
es única y exclusivamente
de nuestra autoría en el tiempo y en el espacio.
La vida siempre nos dará la oportunidad
de escoger el tipo de modelo que hemos de representar.
¿Qué prefieres, el de redentor o el de traidor?
No es ocioso reflexionarlo con consciencia y con paciencia.