De pintor me hice poeta (Espinelas)
De pintor me hice poeta
cuando su imagen pintaba
con ternura la miraba
y olvidaba la paleta.
Agarrando mi maleta
me dirigí hacia la noche
sin poner ningún reproche
aceptó mi cambalache
y pasado ese gran bache
empezaba mi derroche.
Al dibujar su belleza
las letras llegaban solas
parecieron me las olas
de la mar en su grandeza.
Con la jarra de cerveza
le daba vueltas al coco
todo me sabía a poco
era tanta mi escritura
al describir su figura
que pude volverme loco.
Quiero hablar de dos luceros
esos que tengo en mi mente
colocados en su frente
eran grandes y sinceros.
Verla tendida allí en cueros
me supuso regocijo
a mí mismo yo me exijo
contar todas las verdades
de sus grandes cualidades
y todo en lo que me fijo.
Escribo en mi poesía
todas sus grandes virtudes
lo pongo sin acritudes
pues todo lo poseía.
En sus pechos se veía
despuntar dos montañitas
estaban apretaditas
como dos perlas de Oriente
su estado era tan caliente
que usé las aguas benditas.
Al bajar por la ladera
aquel camino curvado
mirando de lado a lado
llegué a la fugaz pradera.
La historia es verdadera
su bosque era muy denso
denso digo, más inmenso
y pintarlo yo no pude
que nunca jamás yo sude
como sudo si lo pienso.
Me hice poeta por eso
pintar eso no podía
me pasaba cada día
siempre que pintaba sexo.
Hoy escribo yo este verso
con los aires de un rapsoda
mañana tengo una boda
con la modelo de marras
y nos pondremos las arras
aunque ya no estén de moda.