No creas encontrar en mí algún reproche
sólo el eco de un corazón que agoniza
en vos vi la mañana, sumergido en mi noche
y creí que despertaba en tu sonrisa.
Entonces vi los pájaros, vi las flores
sentí el viento como suave brisa
en el gris de la ciudad descubrí nuevos colores
y confundido entre la gente caminé sin prisa.
Dejé atrás amargos rencores
para disfrutar de tu divino encanto
soñé encontrarte en la boca mil sabores
pero tu amor no daba para tanto.
Tu piel está en mí como ninguna
porque alejarse no es ausencia plena
mi corazón sangra, implorando, sin fortuna
con el sordo latir de un reloj de arena.
Y trato de borrarme tu recuerdo
escapando como un niño a la tormenta
en la noche de mis años ya me pierdo
y descubro que aún mi alma está desierta.