Estoy sola en un
banco de la plaza,
solo las palomas se
acercan aún sin tirarles
ninguna miga de pan
Ellas son curiosas y
siempre encuentran algo
caminan suavemente,
también bajó de una
palmera una cotorra.
La ciudad está desnuda
pocas almas quedaron,
Se fueron a la playa adonde
sea se abrieron las fronteras.
Eso ya me alegró el corazón,
el poder dar un apretón de manos
un abrazo...
Nos habíamos acostumrado
a la lejanía, a las reuniones
virtuales, ahora somos más
felices, cuando era cotidiano
tal vez no lo valorabamos
hasta que nos faltó...