En un hospital esperaba que me
atendieran, llegó una dama conocida,
tomó asiento, me saludo le dije:
siéntese a mi lado que se verá
más bonita, cómo se reía, que linda
noche pasamos, los dolores
que teníamos se fueron, y hasta
el doctor le recetó unas cuantas
pastillitas a ella.
De vez en cuando le hago una visita, lo bonito es que tenemos una amistad sincera y sencillita.