Ingrid siempre quiso amar a otra mujer si lo presentía siempre entre sus venas llenas de sangre y de pasión, pero, sí, por otra mujer. Mientras, que en el ígneo atardecer se vio mortífera, sí, como el dolor en el reflejo del mismo sol. Y se miró Ingrid como el ingrato dolor y el amor funesto y tan irreal como el mismo dolor. Cuando en el alma de Ingrid, le cayó y le bajó una luz desde el mismo cielo, sí, cuando Ingrid se tornó desesperadamente enamorada de otra mujer, en la cual, se miró en ese espejo de la vida, y del tormento de creer en el alma desnuda, pero, casada y en un enlace nupcial con Rodrigo. Y Rodrigo y tan enamorado como siempre y como todo un hombre casado quiso la vida de Ingrid como su más eterno amor y entre escombros de dolor yace Ingrid como tan desnuda es la vida y como el más de los ingratos dolores y siendo el amor de Rodrigo. Si en el alma de Ingrid se vio como el más ingrato de los amores, cuando en su vida opacó el delirio feo de creer en el amor de Rodrigo como el hombre de su vida, pero, en el instante se vio en el delirio automatizando la vida. Y todo porque Ingrid se dio cuenta de que ama a una mujer, fue cuando, decide embarcar en un navío hacia ese mundo para disfrutar y ver y conocer mundo, lo que más quería Ingrid hacer y más que eso realizar. Ingrid una mujer mayor de más de cuarenta años y tan hermosa como la misma rosa en el jardín, se vio Ingrid atormentada por la gran espera y tan inesperado mal tiempo en que el deseo de convertirse en el amor de ésa mujer como el desastre de creer en el desierto en que acaba de entrar, pues, su forma de ver el cielo se sintió en la vida tan fría y sin más amor que el mismo coraje de amar, pero, sí a ésa mujer que conoció hace muchos años atrás en una discoteca cuando joven. Y supo una cosa que nadie se atreve a sentir y a decir que ésa mujer le voló los sesos en medio de un segundo. Cuando realmente se vio fría y débil, como un pajarito con alas mojadas que no puede alzar el vuelo en medio de todo un cielo abierto. Cuando en el aire socavó muy dentro en el alma devastada de iras y de miedos cuando, sí, halló a ésa mujer, pero, se dejaron de ver por un tiempo cuando después Ingrid contrajo nupcias con Rodrigo. Ese día lloró como nadie lo hace, y se dijo a lo hecho sólo basta un estrecho camino, y caminó lejos desnudando el combate de dar con la fría sospecha de que ésa mujer regresará a Ingrid algún día no muy lejano. Y caminó y desfiló como toda reina por el altar con un séquito de niños guardianes y de ballet, desfilando por el altar como toda una diosa. Y fue todo un sueño, cuando en el altercado frío e indeleble se vio en tentaciones frías de un sólo pecado en su memoria y más en su pensamiento el de pensar en esa mujer como su único amor en el alma con la luz de sus propios ojos. Y se vio mirífica y mortífera en el alma devastada de creer en el alma a ciegas y sin poder perdonar el acometido en un mal desmayo que le produce el ígneo del sol en el atardecer hermoso de creer en el alma a ciegas de un sólo tiempo en que se petrificó el momento cuando se casó Ingrid con Rodrigo. Y Rodrigo, un hombre bueno, de sentimientos nobles y en saber de su insistencia en amar a ésa mujer como su única mujer llegó a ser como el decreto de un sólo secreto en el alma con poder dar el rencor de ése sólo amor. Cuando, prosiguen sus vidas como de costumbre sin saber que el tiempo caduca como el mismo desenlace o final en que se vio el final de un todo y de ese amor sin amor, cuando Ingrid dama de la vida ama a otra mujer. Que dentro del universo se ve la oscura sensación de dar con el universo como una visita insospechada de tiempo y de ida con regreso, pues, no es muy bueno el quedarse allí ni por un rato indeleble. Cuando en el trance de la verdad se vio mortífera Ingrid como el aire sosegado de creer en el alma mirando al cielo por una vez más, cuando lo vé de gris y no de un sólo tormento, cuando arde el tiempo y más en el alma queriendo abrir el deseo de embriagar el alma quedó Ingrid y con su ingrato amor entre sus costados. Si cuando entre el amor y el capricho en amar quedó con furia y con una mala cosecha de creer en el trance de la verdad de ver su costado como el más ingrato amor. Y fue el ingrato amor de Rodrigo, cuando en la penumbra y en el sosiego se vio fríamente como el mismo invierno que pasa por el mismo pueblo. Cuando en el alma se dedicó en la forma de creer en la mayor experiencia de amor y del dolor fue cuando en el alma quedó como el mismo imperio sosegado. Y quiso ser como la misma alma sin luz y sin amor, cuando en el alma quiso ser como el mismo sosiego en querer ser como la huérfana luz. Si fuertemente Ingrid creyó en la dulce atracción de amar su silencio en compás de la sola razón y en poder ser como la más compás de las notas en el alma como una dulce melodía. Cuando ocurre el dolor y el más delirio socavando en trance y en un trayecto efímero de creer en el momento la más delicada y funesta posibilidad de amar lo que más quiso Ingrid a otra mujer, pero, no, no creyó en el alma lo que más quiso sino que amó lo que era imposible, pero, era muy importante en que el deseo se sintió como el más nefasto de los tiempos. Cuando no calma ni una herida, cuando en el alma se intensifica de manera tan fuerte como el mismo deseo en amar a otra mujer. Cuando en el alma de Ingrid se volcó una sola razón en que se electrizó la forma de creer en el desperfecto del trance de la verdad. Cuando en el imperfecto ademán de Ingrid con el frío mal inconsecuente se vio fría como el mismo invierno en que pasa en el pueblo. Si en el destino frío se sintió como la misma fuerza en el camino lleno de ansiedades nuevas cuando a Rodrigo le fue su amor como a un ingrato amor. Cuando en el albergue de un todo se fue de un destino frío y tan mal atrayente de atraer en la comarca una aventura nueva en el trance de la verdad y se fue por el mundo, sí, cuando se enfrió el destino como órbita lunar en el mismo desierto. Cuando en el instante se vio como el mismo desenlace de creer en el universo frío, en dar como aquella vez en el nefasto frío. Y sin perder la noción del tiempo Ingrid se tornó áspera en la relación con Rodrigo, cuando en el instante se tornó sin poder decidir ni tener una relación con su marido. La relación ya va por gravitación y con romper los estándares de la posible reconciliación se nota de que está más lejos de sentirse así mismo. Cuando Rodrigo, formó una discusión con su amada Ingrid, él, aunque la ama no la quiere perder. Cuando en el alma se dedicó en una forma de creer en el corto momento de dar una supervivencia autónoma de creer que su relación de torna estable, pero, ni así. Ingrid una mujer muy capaz y muy decidida no veía el momento que llegara en discutir con Rodrigo para ella poder marcharse lejos con la mujer que ama. Cuando en la corrección del tiempo y más de la salvedad de esa relación se vio caprichosamente decidida y muy parca en abandonar el hogar y marcharse de viaje y en viajar el mundo con esa mujer que Ingrid ama. Y era el ígneo atardecer de enero en pleno invierno y en plena calle se vé Ingrid con sus maletas fuera del hogar. Y se vé así como el frío en el invierno, como el delirio delirante, o como el calor en fiebre en el cuerpo y más que eso en la misma piel. Y como el mismo dolor en el cuerpo y desnudando en la alborada se vé Ingrid como el mismo amor sin amor, pero, con el mismo amor en que se suple el corazón de razones nuevas. Cuando en el alma se atreve a decir que en el acecho de todo se perdió en el embate una sola razón desnuda. Cuando en el acecho se sintió como el nuevo pasaje de dar un viaje y sin más regreso que el mismo sol dando vueltas. Cuando en el instante se tornó una sola verdad en que Ingrid se vio atormentada y tan fría como el desastre de querer en el instante una sola razón en que se torna desesperadamente en casi una decepción. Cuando en el alma de Ingrid se volvió inocua, pero, tan real como el mismo reflejo en dar una sola virtud en el alma destrozando el amor como si fuera un ingrato amor. Y Rodrigo en la calma y en el sosiego de dar una sola verdad, cuando en el trance de la ilusión se dió como el mismo imperio desnudando el ocaso vivo de un martes con ígneo color. Cuando en el trance de la verdad se vio atormentada como la misma furia de entrever la razón cuando en el alma sosegada se dio como el infortunio más indeleble de creer en su alma sin un destino frío. Cuando en el alma se siente como el alma impetuosa, vanidosa y como un sólo un ingrato amor. Sí, como ese ingrato amor que le entregó a Rodrigo, pues, ella era su amor, pero, él no precisamente era el amor de ella. Porque cuando en el alma de Ingrid se vió tan fría como el mismo hielo, se tornó desesperadamente inocuo, trascendental, y más que eso como el mismo hielo transparente en su propia alma en decidir que el cielo era más que el amor de Ingrid, sí, si era ésa mujer la que ella ama sin peros, sin consecuencias y sin mal estado emocional, sino que era su amor y su único amor el que ella ama sin mal inconsecuencias y sin un por qué dañando el instante en que el reflejo se siente como el pasaje de ida y sin regresos, cuando en el embate de dar con la conmísera aventura era un sólo infortunio. Cuando en el alma de Ingrid va y viene lejos de saber de su conmísera desventura. Como el mal intransigente de creer en el alma de dar con la verdad una única salvación de creer en el alma una situación buena como el alma con reflejos en dar una sola verdad. Cuando ocurre el ir y venir lejos de creer en el desastre en dar una sola creencia y era en el amor hacia a ésa mujer, sí, solamente hacia a ésa mujer que le trae el corazón en un sólo patín. Destrozando el alma en un santiamén recrudeciendo la forma de amar y con la más aventura de entregar el alma en el corazón de esa mujer. Cuando en el alma se sintió como tan suave y delicado es el universo claramente e indeleblemente tan suelto como el ir y pasar lejos de una sola desventura. Cuando en el alma de Ingrid se tornó inocua, pero, en un mal estado de gravedad y de un sentido indeleblemente fungiendo en un sólo amalgama de la química entre ésa mujer y de esa envergadura en su solo corazón. Cuando, de repente, entre la discusión entre ella y Rodrigo, Ingrid toma sus cosas y se vá lejos de él. Y toma sus maletas y se vá lejos de allí, y queriendo amar lo que resta quedó ella Ingrid, con el amor de ésa mujer en su corazón. Y se fue de allí con el corazón y con su ingrato amor entre aquella maleta que poseía sus cosas, sus tres trapos y unas cartas de ésa mujer que ella ama con todo el corazón. Cuando en ese ígneo del sol salió en el atardecer como si fuera una premonición o un vaticinio del futuro, en que el nefasto tiempo se sintió como el desastre de creer en el corazón, cuando Ingrid, sí, amó con locura a ésa mujer. Y siendo un ingrato amor sólo se edificó su forma de ver el cielo en una gris tempestad. Cuando recuperó su libertad, si Ingrid abandonó el hogar con Rodrigo. Cuando en su afán de creer en el alma creció más y más en el alma de Ingrid como si fuera un desastre de esos en que el ocaso se vé como un ígneo color en el atardecer, y en ese mismo atardecer Ingrid tomó a sus maletas de tiempo y más que eso de tiempo y de virtud en la vida de Rodrigo, cuando en su afán de ver el cielo de bondades nuevas cuando en el alma se sintió como el dolor de ser un ingrato amor. Como si fuera una deuda que pagar, pagó con creces el ingrato amor de Rodrigo, o sea, Ingrid como el mismo dolor en que se siente así. Y se siente de tal forma como ser un sólo ingrato amor, cuando en el alma de Ingrid se vé edificando la misma forma de creer en el alma de Rodrigo en el alma de esa pobreza de espíritu de Ingrid. Cuando en el delirio y tan delirante de Ingrid, y de creer en el alma de un desierto efímero en dar la forma más real de dar la señal en dar una verdad en solitaria dolencia. Y de una verdad casi trascendental de obtener casi el delirio efímero en dar una sólo deseo y tan mirífico como el altercado frío de dar una sola señal en el alma y tan irreal como el desenfreno y sin frenar la vida va Ingrid en busca de ese amor clandestino de ésa mujer a escondidas que tiene muy guardada en su pobre corazón. Cuando en el alma quedó como un mal tiempo y en cada penumbras de la vida una sombra que no intercede en el camino de Ingrid. Cuando en el alma se entrega una coraza en el corazón, en el sólo instante de creer en el embate de dar el silencio. Cuando en el alma creer en el instante en que se siente como el alma sosegada de espantos nocturnos que se adviene a la mente en poder creer en el delirio y tan irreal como la cadencia de ir y marcharse lejos y con ésa mujer que le había roto el corazón. Cuando en el trance de lo imperfecto se debate una espera y tan consecuente de atraer el significado de un sinónimo de amor y que era pasión sin medidas ni fortunas sino el puro amor que le tiene a ésa mujer que le ha roto el corazón en trizas, si desde que ella, Ingrid, abandonó el hogar se vió fría y sin tormento alguno de creer en el delirio y tan irreal de creer en el alma desierta de un sólo frenesí. Cuando en el alma de Ingrid, se vio fría y sin colores y de una amarga espera de creer en el alma desierta de una magia y de una trascendencia. Cuando en el alma desierta de Ingrid en poder creer en su ingrato amor en contra de Rodrigo. Cuando se vio atormentada e inestable y tan álgida como el frío invierno que atraviesa el mismo deseo de ver el cielo en el alma de Ingrid. Si se vio atormentada Ingrid de espantos inconscientes por presumir a ése viejo amor en cadencias de reflejos en el alma desierta en vez de una sola verdad en que el suburbio de su pobre corazón se vio como si fuera un sólo desastre de creer en el alma sin voz ni reflejos de luz. Cuando en el trance de la verdad se sintió como un silencio de esos en que se siente como órbita silente de un acometido en bruces desesperadas en que el viento cayó de repente como el roce en la piel desde que el ocaso brilló como un flavo color y como ígneo de un sólo atardecer. Cuando ocurre el solo sol en que ella recoge sus cosas y se marcha lejos, pues, en el alma corrió como corre el deseo en el veraniego verano en el que se cuece en el alma una luz desierta. Cuando en el embate de dar con una sola verdad se electrizó la forma de creer en el alma se vio fríamente indeleble como si fuera una razón en volver a pensar solamente en ésa mujer. Si Ingrid se tornó desesperadamente real como el mismo desenlace de creer en el combate frío y tan desnudo como el haber sido infructuoso como el mismo tiempo y tan nefasto de creer en el delirio frío de ese invierno en que pasaba lejos de allí y de la tormenta fría y de un lugar tan desértico como el mismo delirio delirante. Cuando encrudece la forma de ver el siniestro cálido, cuando se atormenta el delirio creyendo en el frío de una cruel mentira. Cuando en la alborada se vio frío y candente como si fuera un estado de ebullición, pero, no, Ingrid quedó fría y tan álgida como el mismo viento. Porque cuando en el embate de dar como la verdad quedó tan tristemente como el mismo cruzar en el viento. Cuando en el embate de dar con la única verdad se siente como el desafío inerte de creer en el alma queriendo amarrar el alma dentro del ocaso frío. Cuando en el alma se dio en el alma buscando en el camino a toda una verdad y era a ésa mujer que Ingrid ama y con todo su corazón. Porque cuando en el alma se lleva la sazón tierna de un respiro se siente como el alma desierta de tiempo y de aventura en infortunio. Cuando en la alborada se sintió como el alma en desarma como ese sol en ígneo del atardecer nuevo en cada ocaso cuando Ingrid se marchó lejos de ese hogar lleno de discusiones frías. Cuando en el alma se sintió como el suave delirio y tan delirante frío de un nuevo paisaje cuando se siente como el alma buscando el nuevo amor. Cuando en el alma de Ingrid se sintió como un nuevo desenlace final de creer en el alma una pureza y una rica verdad cuando en el acecho se siente el capricho más deseado de creer en el alma a ciegas de la mentira cuando se fue de rumbo y sin dirección a buscar a ésa mujer que ama con toda su alma y más con su corazón desértico de creer en el alma sin más mentiras que esa que se atreve a descifrar lo que acontece, el dolor de una profunda verdad en que se cuece el infierno en la memoria, si sólo se piensa en el amor que busca Ingrid para ver mundo y observar que desde allí se puede ser feliz. Cuando en el alma de Ingrid, se cuece como la verdad de querer en el alma llena de bondades nuevas, cuando en el desierto frío se siente como órbita lunar en querer atrapar un sueño o una pesadilla cuando ocurre el mal trance de la verdad. Cuando en el embate de dar una sola señal se friza el alma en un sólo desierto efímero en dar lo que quedó aquí. Cuando en el tormento se vio fríamente inquieta como el ir y venir lejos del momento y de marcharse lejos quedó una verdad trascendental. Como que quedó el silencio automatizando la nueva espera de Ingrid cuando buscó y buscó a ésa mujer. Y se declaró inocente y culpable de amar como a nadie a ésa mujer que se sintió como corazón en trizas desde que la amó perdidamente. Cuando en el alma se ve automatizando la espera de verse nuevamente como en el tiempo en un ocaso o como el ígneo del sol en el atardecer. Y se dijo una vez más en el corazón de ella como que en el juego del amor se vio mortífera y llena de felicidad en busca de ése amor que ella ama con todos recelos. Cuando en la alborada se piensa en el combate de dar con la única verdad de que su mundo se vé como el sortilegio de un nuevo mundo y ellas dos tanto Ingrid y su amor paseando en ese mundo clandestino. Cuando en el alma se siente como el ir y desde tan lejos en busca de ese amor y tan clandestino como el ir y sorprenderse de tiempo y de amarga espera como esperar por el ígneo del sol atrayendo a la verdad de un combate y desde tan frío como el alma gélida.
Porque cuando en el alma de Ingrid se sintió como delicada y tan irreal como el ir y desde tan lejos a buscar esa buena suerte de creer en el alma como una daga letal que hiere a punzada y a espada el alma fría. Cuando en el alma de Ingrid se vio ingrata como el mismo ingrato amor, y con Rodrigo, con su marido y más. Cuando más y más se sintió como el dulce néctar de la flor en el colmenar dejando el dulce sabor en el alma, porque cuando a Ingrid se atormenta de iras y de desavenencias en esa relación en gravitación se torna insegura y con demasiado porvenir incierto. Cuando queda como órbita lunar atrapando en el instante de querer amarrar el desenlace de atrapar el comienzo de esa relación y más cuando se cesó de tiempo y más de un ocaso en ígneo color de un atardecer y tan frío. Cuando en el alma se aferró en el desierto frío en querer atrapar el desconsuelo en amar en la desventura de creer en el mismo imperio de sostener el alma en el hielo frío. Y queriendo amarrar el alma en una cosa como el deseo o como el mismo anhelo en el tiempo o como el mismo ocaso frío se vio aferrada Ingrid y con un sólo soslayo. Cuando en el alma deleitando la fiebre en cada delirio y tan delirante de creer en el comienzo en dar como la piedra dura en una sola insistencia. Y de ver el alma en la calma a solas de creer en el imperio sosegado de creer en el alma como la desventura en ser. Y Ingrid se vio mortífera como el hielo o como el invierno que pasa en el pueblo, y fue Ingrid en busca de ésa mujer, la cual, ha derramado el suspiro de creer en el alma una sola verdad, en la cual, se siente como el desafío frío de creer en el alma desértica de la única verdad. Si cuando en el desierto efímero se vio fríamente indeleble Ingrid como el mismo tormento cuando en el alma se sintió como lleno está el refrigerador y de un sólo frío. Cuando en el alma se sintió como el único y perpetrado instante en que se sintió como el vacío inerte de creer en el alma llamando a una fría situación, en la cual, hierve como la fiebre en el cuerpo. Cuando en un momento se vió fría, indeleble buscando a ése amor frío como el ave volando fuertemente en el mismo cielo con alas fuertes en poder creer en el desierto frío. Cuando en el altercado frío entre Ingrid y ese amor se sintió como el delirio frío y tan nefasto como el tiempo en la soledad fría y desmintiendo a toda una verdad. Y la mujer que Ingrid ama una mujer esbelta, y tan hermosa como la rosa, se vio fríamente como el mismo sol que era para Ingrid. Y teniendo un altercado frío sintió un sólo desconsuelo en el alma fría. Y como la sola costumbre en dar el atrevido combate de una sola luz en el alma, se vio fríamente Ingrid indeleble.
Continuará……………………………………………………………………………………