Entre el humo espeso
de uno de mis cigarros
encontré estos versos,
en la soledad
de los acantilados
donde tentaba el caerme
a ver lo que hay después
ya sin tanto prologarlo
entre el humo espeso...
Es un lanzar a ciegas
entre el gran silencio
y lo demás
perfecto
para nunca errar
si lo tengo
bien apretado
dentro
de mis catástrofes
yo habitual.
Voy a dejarme ser
una contínua corriente
al más allá
de mis palabras
sin ningún sentido férreo
que desentrañar
al gran silencio eterno
de las estatuas
de cara al mar...
Tanto pasado en ello,
en la misma danza
descerebrados
ante la caída próxima
de todo un imperio exacto.
Pero esta es mi niebla
y no hay vuelta atrás
ni tan solo remiendos:
lo que hay es ya nada:
hemos sido engañados
por los que mandan soldaditos
a la guerra a matarse.