Hoy la veré y será un misterio tan profundo
advertir lo que pasa por su pensamiento
¿Me mirará?, ¿O harán sus ojos el intento
por esconderse o escaparse de este mundo?
No lo sé. Sólo sé que la veré y estarán
atentos, con premura, a su voz mis oídos
y aunque sus ojos bajo su pelo, escondidos,
sus tiernos labios entreabiertos temblarán.
Tan absorta es ella, tan llena de silencio es
que los misterios a una todos se congregan
en la incólume dulzura de su timidez.
Y a baja voz le diré como los que ruegan
y se acercan al Señor con tanta dicha y fe:
¡Qué linda es usted de la cabeza a los pies!