Vengo de la otra orilla del posible
Navegando el rio de la existencia
No es orfandad el alma mía
Es mi corazón preguntando su razón
Como un ser errante del universo.
No tiene arrugas el color del misterio
El nacimiento va y viene con el existe
Es un eco clamando su conciencia
La unicidad nace desde la lejanía
Atisbando la libertad de su sombra.
La vida nunca es huérfana de horas
El mundo transpira su propia vigilia
Trazando el sino entre noches y días
Advirtiendo súbitamente su cuadratura
No hay historia sin el fragor del pasado.
Mi cuerpo no es el mismo rumor
Ni a la hora del desayuno
Ni a la hora del almuerzo
Ni a la hora de la cena
Ni con el cansancio del tiempo.
El silencio también habla de amor
Apareándose sin la piel del egoísmo
Libertad absoluta del rato fructificado
Encuentro sin tributar nada de lo aquello
Pacificando todas las huellas del alma.
EH