El destino es a veces sinuoso y caprichoso,
terco y contrario a nuestro objetivo,
empecinado en cambiar nuestro camino y sino,
hay que respetarlo y verlo como algo etéreo y compañero.
Contra el destino no hay artilugio ni remedio,
yo creo que de alguna forma ,todos lo tenemos escrito,
si no es algo de nuestro agrado, a veces solo queda el hastío,
y tratar de mejorar en la medida de nuestro escrutinio.
El destino es único y caprichoso,
nadie se libra ante un infortunio,
todo el mundo debe sobrellevarlo,
luego eso sí la vida será otro río.