Observando los niños cuando juegan
encendidos en loca algarabía;
me pregunto si osar alguién podría
arrancarles la luz que nos entregan.
De sonrisas hermosas nos anegan
y nos llenan de paz y de armonía;
siendo siempre la tierna epifanía
donde amor y la fe, feliz navegan.
Es por eso que aquellos que propician
negras guerras que obstruyen sus destinos;
su futuro brillante les desquician
conculcando sus sueños y caminos;
¡por tan sólo poderes que codician
con sus almas de crueles asesinos!
Autor: Aníbal Rodríguez.