No me asombra verte otra vez
siempre has estado, nunca te fuiste,
te sostienes queda a mi lado
amortiguando, cargando mi tiempo
entre tus brazos hosteleros,
consiguiendo habitar el recinto
que guarnece celoso mi custodio,
pendenciero y suicida.
Hola soledad..! ya te añoraba,
he engullido tantas eternidades
rodeado por tu sagaz vigilia,
que adopto sumiso y retribuido
el amor que me profesas,
sin limites, incondicional,
repleto de estaciones vetustas,
bálsamo de recuerdos malsanos.
Te he hecho el amor tenazmente,
besándote mientras te desvisto
saciando mi desierto en tu fuente,
asilando, cobijando tu presencia
en los escondrijos de mi mente
para tolerar en mi destierro
la consecuencia de tenerte.
Sé en mi locura, que jamás
residirás tangible a mi lado
y fantaseándote nocturna
he aprendido a ostentarte,
una noche, otra noche, en mis días,
cuando en tu derecho reclamas
mi felicidad emigrante
que ante mis ojos vive perdida
adulterándose con tu apellido
dignamente proferido…