Que se acabe el mundo
En la carcajada más intensa
En la piel de los bosques
En la frescura de tu almohada
Que se acabe frenéticamente
Y se lleve consigo todas las miradas que soportaron su espejo
Que se acabe en siete días o en un instante
Porque la distancia que mece tu orilla
Obsesiona las lenguas de las caracolas
Porque ya intentamos combinar la tensión superficial
Nos han llamado por los nombres del ayer
Nos han señalado como el maestro apunta las esquinas
Y a pesar de eso no contamos la arena
Basta de pensar en las sombras
Basta de confundir los hologramas
Basta de sostener la honestidad tuya
Como una antorcha estelar
Después nos acostumbraremos
Porque somos capaces de acostumbrarnos a todo
Hasta no ver más el Sol
Ni el fuego que cambia de orilla en su horizonte
Ni la piel de las piedras después de sumergirse
Entre amapolas devastadas...