jureme
huerto sagrado
y en ella, plante la semilla
En ese, tu huerto sagrado
Con ella, tuviste cuidado
y a los nueve meses nació
Al sembrarla, yo ignoraba
que, en tu vientre brotaría
Pero él, fue tierra abonada
y pronto, vimos que crecía
Por instinto, la cuidamos
y la abonábamos, cada día
Orgullosos, de ella estamos
pues nos da, gozo, y alegría.