Abandonamos la timidez, al dorso del viento
que nos llevó por antiguas historias
por sutiles recuerdos,
entrelazando nuestros ojos con el paisaje
un pájaro libre que canta,
una llovizna que nos cubre mansamente
un árbol señorial que silva con la brisa
y de pronto una sensación de nerviosismo acercando las almas
Llegaba un aire fresco, audaz,
rompiendo las cadenas del miedo
llenándonos de atrevimiento
con el calor de los cuerpos que se acercan
despojándonos de lo que somos, de lo que éramos
de la coraza de soledad y arrepentimientos
que nos condenaban al espanto, al horror de las culpas
llegaba el aire fresco, y éramos valientes
liberados a la vida.
Nosotros, infrecuentes al amor
nos ocultamos entre sombras
acechados, encarcelados entre rejas de olvido
recostados en tumbas de sueños
que claman pesadillas y aflicciones
hasta que llega el viento, con su canto de esperanza
con el trino del ave que imagina el deseo
que grita entre nubes cantos y promesas
entregándonos el amor
que canta en libertad
como hálito anhelante
Llega el amor, en el lomo del viento
con su percepción de éxtasis
evocando caricias enroscadas de gozos
ocupando las almas, imaginando las brisas
que me trae tu aroma para clavarlo en mi pecho
derramando de urgencia, tu presencia a mi lado.
Llega el amor, y con él, tus manos, tu mejilla y tu encanto