Fue una noche oscura,
sin luna,
de tempestad interminable,
en que comencé a olvidarte...
Un relámpago le dio claridad
al cielo y a mi corazón
lleno de dudas...
La certidumbre llegó
antes que la lluvia
calmara mis pesares
y le diera paso a la resignación...
Sé que nunca debí conocerte.
Algún ángel travieso
enredó los hilos
y estas marionetas se cruzaron
y se observaron largamente...
Fue allí que soñaron
que podían quererse, para siempre...
Pero Dios tiene otros planes
y los dió a conocer
con la certeza de un rayo...
con el impacto de un trueno...
con la violencia del viento...
Fué en una noche muy oscura.
La luna no quiso asomarse
porque ella solo sabe de amor
y no entiende el olvido...
Igual que mi corazón
que, por más que le digo
que debe resignarse...
cada día te inventa...
cada tarde te nombra...
cada noche te espera ...
Aunque la tormenta
sea interminable
y sólo habiten el cielo
la certeza de un rayo...
el impacto del trueno...
la violencia del viento...
En esta noche oscura
de tempestad interminable
en que escribo estos versos,
un relámpago aclaró el cielo
dejando esta certeza:
yo quisiera olvidarte
pero es mi corazón
el que tiene otros planes...