A la sombra de tu mirada
se me enternece el alma
como tierna enamorada
que te adora con calma.
Al fuego de tu mirar
sin fuerzas que no sea
el poder suspirar
y aunque no lo creas…
sin que mis ojos te vean
te puedo entender.
Es que aprendí con tu mirada
lo que es el placer
y en la sombra de tu cuerpo
permíteme, en mil noches
oscuras, recordándote,
poderme complacer.