Soñé que soñaba que dormía contigo,
Abrazado a tu cuerpo, acurrucado en tu alma,
Y me sentía tan dentro de tus sueños,
Que mi alma estaba sirviéndote de almohada.
Queriendo despertar en tu mirada,
con el suave sabor de tus besos,
en el calor de tu cuerpo,
y la inconmensurable ternura que regalas,
compartiendo tu cuerpo en las sábanas,
los gritos y susurros, y los enormes suspiros,
tus caricias, mis caricias y nuestros cuerpos
encontrados, de dos pieles que se aman
porque el amor así lo quiere y lo dispone.
Te quiero con el alma y con todos mis sentidos,
Te busco en mis sueños más profundos,
Te hallo hasta el final de mis nocturnas caminatas,
Y encuentro el dulce sabor de tu perfume,
En la sábana blanca en la que te posaste.
Despierto y no te hallo a mi lado,
Busco entre los lienzos blancos de mi lecho,
Y recuerdo que solo era un bendito sueño,
Hallarte hubiera sido mi despertar más dulce.