Siempre volvemos al pasado
Siempre el retorno de los días
De heridas que son cada vez más dolientes
El futuro es adivinable
Y por no insistir en entregar nuestra voz
Ahora volteamos en nuestro camino
Seducidos por lugares donde cada quien interpreta sus cartas
Podríamos tan solo ir y recostarnos de verdad
Con lágrimas en nuestras manos
Con la amargura por saber tu verdadera naturaleza
Entre miedos creados que son una invitación hacia la luz
Quizá deberíamos de servir más a los métodos
Quizá tan solo uno de ellos pueda abrir más los umbrales
Y dejar que las heridas no vuelvan más severamente
Tal vez sea nuestra alma percudida
La que por más que intente buscar la luz a través de los maestros
Siempre asiste a la mesa sin propósito o voluntad
Dónde se limpian las almas
Quizá en los desiertos o en los ríos, en laberintos o truenos