Quiero verme en tus ojos pero no estás presente;
veo tu mirada fija en tu rostro silente.
Me desgarro por dentro, no conozco el acceso
¿Cómo cruzo la puerta de tu mundo secreto?
No me rodean tus brazos, aunque anhelas hacerlo,
no brilla tu sonrisa y no cambia tu gesto.
Me roba tu garganta las palabras, tan dentro,
que escapan a mi oído, pero en el alma siento.
Traspasan mi inconsciencia tus gritos en silencio
y le duele a mis manos el temblor de tu cuerpo.
Estás hecho de sueños que mi mente pretende
en su absurda ignorancia, descifrar lentamente.
Pero vencen mis miedos y se empaña mi esfuerzo
y me siento pequeña en tu vasto universo.
A veces huyes, frágil, y otras, de repente
con fuerza en la mirada te construyes un puente
que me tiende la mano, que me ayuda a entenderte,
que te rompe el silencio, que me aclara la mente
y que logra que olvide que te encuentras… ausente.