Puede que extrañe la lozanía de mi cuerpo
esa pasión de abrazarnos en la sombra
la locura del saber disfrutar con tus besos
del silencio al sentir cada centímetro de piel.
La caricia, como alternativa a la palabra
el gesto, en un espacio sensual y libre repleto
de aromas que adornan flores y estrellas
de manantial.
Donde se atraviesa rebelde un destino que
no desea el olvido. Escuchando esa música
que se apodera del aire y se conjura en dos
cuerpos anónimos que han dejado de serlo
para la eternidad.
Quiero ese trozo de mi alma de lo que
fuimos, conquistar la maravillosa paz
de la vida presente, el lago de pasión
fecundo mientras nos deslizamos en el vivir.
Por que aunque te llames deseo
no perteneces a esferas ubicadas, una
etapa de vida, de edad, o de lo que
la sociedad determine
te domina lo imprevisto, el desorden
la locura, que necesita el cuerpo para
desobedecer a la razón.
No estas preso de la establecido en
ningún sitio, perteneces a todo aquel
que te quiera seguir.
Lauropolis