Como una fértil primavera
cantan felices el coro de niños
vuelan gaviotas recibiendo su alegría.
!Dulce niñez que alimenta con miel tu flor,
en las noches de invierno!
Cauce, donde habita el manantial
en el camino de alcanzar el ser, la vida
y la pérdida de inocencia.
Lucha, que se establece en una batalla
hacia la madurez para alcanzar vencer
los miedos, las certezas, las dificultades
que acompaña alcanzar un sitio en el
en el mundo, en esa lucha encarnizada
por demostrar ser el más fuerte..
Enterrando el llanto del niño
Y en ese camino por llegar a encontrar
lo que creemos, o nos hacen creer la
sociedad se pierde el sueño del niño.
Un éxito que se tambalea entre renuncias
y desafíos hasta volver a encontrar el eslabón
perdido, la búsqueda de equilibrio.
El sueño del niño
Para mirar con otros ojos, recuperar un espacio
que se alimenta con destellos de infancia, de alma juvenil,
que abraza y se deja abrazar, buscando la paz,
la fuerza espiritual que se alza por encima de la
montaña y consuela el llanto del niño
para comenzar de nuevo.
Lauropolis