Toda mi vida he tratado de ocultarla,
en mi infancia una liviana y semioculta cojera,
siempre tratando de no ser una persona anómala,
una obsesión excesiva y sangrante por ser normal.
Hace ya por suerte muchos años que la integre,
en mi mente, en mi vida, pero no era oficial,
no tenía legitimidad, ni beneficio ni excusa,
sin embargo, ahora sí, es parte de mí, es real.
Sin embargo, no estoy de acuerdo con la discriminación positiva,
yo nunca la he utilizado ni utilizaré a nivel laboral,
una cosa es que te protejan por la realidad del falso prejuicio,
y otra cosa es subirse al carro de ser un inútil.
Conozco ahora muchos discapacitados,
en diversos grados , y algunos son cervatillos,
seres llenos de barreras creadas y de miedos,
todos los que han sido excesivamente protegidos.
Es peligrosa el creerse inferior o menos válido,
yo en el trabajo, siempre trabajo por encima de lo exigido,
nunca me he excusado en arbitrios ni limitaciones,
otra cosa es que en el pasado si sufrí de grave prejuicio.
Mis amigos discapacitados, los más genuinos,
son los que trabajan olvidándose de beneficios,
los que tenemos infinitos y múltiples estudios,
somos discapacitados físicos, no mentales ni blandos.
Y como no estamos gordos, ni fumamos,
y escaleras subimos y la bicicleta usamos,
los normales al final muchos ,están menos sanos,
aunque eso sí los discapacitados somos más sensibles y empaticos.
Desde pequeños hemos estado enfermos,
y valoramos mucho más , simplemente estar sanos,
no le damos tanta importancia a los fracasos,
a mí me hacen gracia y los éxitos cuando llegan, son siempre inesperados.
De todas formas a mí me encanta que me infravaloren,
estoy acostumbrado a prejuicio y al menoscabo,
yo nunca prejuzgo a nadie por su aspecto,
sé que lo más importante es el orgullo intrínseco e interno.🤔